Documento narrativo Visita a Tierra de Dinos


El año pasado, mientras cursaba mis prácticas docentes de taller 4 tuve la suerte de vivenciar una experiencia directa con el grupo de Sala de 5 a Tierra de dinos, en Tecnópolis. Como la misma ya estaba prevista hace un tiempo, la docente de la sala nos pidió a mi pareja pedagógica y a mí que realizáramos una secuencia sobre dicho contenido: Los dinosaurios.
Para que las salidas sean significativas, deben estar encuadradas en el marco de una propuesta didáctica. Por tal motivo y considerando que el abordaje del ambiente socio-natural en el nivel inicial apunta a la formación de niños/as capaces de indagar de manera autónoma el ambiente; propusimos diversas actividades previas a la salida. Observamos videos, libros y revistas sobre dinosaurios, registramos sus saberes previos en afiches, los clasificamos en acuáticos, aéreos y terrestres; y conversamos sobre el ambiente en que vivieron.
La mayoría de los/as niños/as consideraba que “los dinosaurios nacían de la panza de sus mamás”. Empero, luego de llevar a cabo las diversas actividades, los/as niños/as pudieron afirmar que los dinosaurios nacían de huevos. Esto evidenció que las actividades fueron significativas, ya que posibilitaron que los/as niños/as enriquezcan, confronten, complejicen y profundicen sus conocimientos previos.  
A pesar de haber estudiado al respecto, me llamaba muchísimo la atención todo lo que los/as niños/as sabían sobre estos tan preferidos animales extinguidos. Los conocimientos previos que portaban habían sido producto de la interacción cotidiana que tenían con el ambiente. Realmente, es hasta el día de hoy que me pregunto cómo hacen para saber tanto sobre el tema y por qué será que atrae tanta fascinación.
El ansiado día de la salida, con las todas las autorizaciones firmadas y las madres acompañantes en la puerta, había llegado. Durante el viaje, los/as chicos/as miraban para todos lados, se reían y no despegaban sus ojos de las ventanillas. Una vez en el lugar, los/as niños/as pudieron observar diversas réplicas de dinosaurios animatrónicos de tamaño real.
La experiencia brindó la posibilidad a los niños y las niñas de observar el contexto en que vivieron, así como ciertas características físicas de dichos animales, las cuales hubiesen resultado muy difíciles de ver en imágenes y/o videos, como por ejemplo, su tamaño, la forma de sus dientes y la textura de su piel. Este es uno de los motivos, por los cuales las experiencias directas son tan importantes en la enseñanza del ambiente socio-natural en el nivel inicial, puesto que hay contextos que difícilmente pueden ser reproducidos en la sala sin perder su complejidad y singularidad. 
A pesar de que las salidas suelen exigir una organización peculiar y muchas veces engorrosa, realmente vale la pena cada esfuerzo extra por llevar adelante las experiencias directas. Las mismas posibilitan que no solo los niños y las niñas puedan mirar con “otros ojos” contextos conocidos o pocos familiares, sino que también permiten tocar diferentes objetos, conocer espacios y formas de organización, sobre todo, ofrecen la oportunidad de un “sentir”, que solo la experiencia directa puede lograr.
Ese día recordé lo mucho que me gustaba de chica realizar salidas didácticas con el jardín, aunque realmente son muy pocas las que llego a recordar. También me di cuenta, por experiencia propia, lo cautivante y enriquecedor que es salir un poco del ambiente de clase para conocer y vivir nuevas experiencias.

Samanta Aquino

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